
Verano en diciembre es la historia de una familia compuesta por cuatro generaciones de mujeres muy distintas, que comparten la búsqueda común e incesante de eso tan incierto que llamamos felicidad. Es como hacer un agujerito en la pared de una casa, para ver lo que son -lo que somos-, contemplando las grandezas y miserias de un hogar reconocible, plagado de ironía, buenas intenciones, reproches, silencios, dolor, risas… y por por supuesto mucho amor. Un reflejo de los conflictos generacionales que surgen en esa institución contradictoria y compleja que es la familia, en un viaje que invita a soñar con un prometedor verano, al otro lado del Atlántico, que derrita nuestro crudo e infinito diciembre.
Escribí Verano en diciembre en un caluroso invierno en Buenos Aires.Simplemente trate de hacer un homenaje a mi familia contemplada desde la distancia. Sin embargo, poco a poco, esos personajes que en principio partían de mi universo personal, fueron cobrando vida propia hasta convertirse en los protagonistas reconocibles de cualquier familia, con sus relaciones insondables, siempre a caballo entre el amor y el abismo. Verano en diciembre es una muestra de esos roles familiares, que en este caso adoptaron cuatro generaciones de mujeres muy distintas a pesar de una educación común. Es como hacer un agujerito en la pared de una casa, para ver lo que son (lo que somos) sin pretender nada más. Contemplar las grandezas y miserias de cada uno de nosotros y tratar de entender por qué elegimos vivir como vivimos. Carolina África.